Esta expresión pertenece a Clive Staples Lewis, conocido mundialmente como C.S.Lewis, a quien el mundo conoció masivamente por sus “Crónicas de Narnia”. Intentaremos seguir el rastro que éste genio nos legó para poder siquiera vislumbrar a qué se refería cuando habló de todo ello. Comencemos: La mitología nos habla del dios Pan, el dios pastor de los prados, músico e hijo de Hermes, Sus características se asemejan mucho a un fauno: velludo, caprino, muy feo, cuernos y patas de cabra, y se le representa comúnmente con un gran falo en erección. Despreocupado, indolente. Gustaba dormir largas siestas en el campo, y participar en los juegos y danzas de las ninfas en los bosques, a quienes siempre desea violar. Quien importunaba sus siestas era espantado con sus terribles gritos, huyendo despavorido de aquellas landas. Para que nos entendamos, véalo como el patrón de los campos y los bosques. Él era nuestro amigo Pan. Ahora Sigmund Freud: para él la presencia de la angustia es una señal clara de la presencia de que algo nos acecha o amenaza en un lugar indeterminado. Por así decirlo, el pánico es una alarma generalizada de aquella angustia; es por ello que Freud hablaba del pánico de masas o angustia de masas. Algo que se desborda y se escapa de todo control y mesura. Un temblor permanente, un temor instalado y animal. Como alarma, mientras no se capta peligro, no hay señal-angustia y tampoco pánico. Es decir, se puede estar a pasos de la fauce del león, pero mientras no haya señal de peligro, no hay temor-angustia-pánico al león, por así decirlo.

Finalmente James George Frazer: Pan, risueño, aventurero, mujeriego,impetuoso, vividor,  pierde la alegría cuando conoce a Eco, quien a su vez, amaba en secreto a Narciso, que como todos sabemos tenía un solo y único amor amor: él mismo. De ahí la tristeza de pan y su posterior alejamiento. Desde entonces se anuncia: ¡El gran Pan ha muerto!. La naturaleza, los campos y los rebaños,hasta las mismas ninfas, las mismas que él se encargaba de voltear en pastizales, entre gritos de espanto y risas, están de luto. La fecundidad y la ubérrima vegetación está acechada con herida de muerte también.

 

Algunas líneas finales a modo de conclusión. Oiga, perdón, ¿y su explicación?. Mire, amigo, hay cosas que en ésta vida se explican solas, como cuando una mujer ya no te ama, como cuando decides tomar los hábitos y no volver a mirar atrás: las ninfas somos todos, que huimos por el bosque al no querer ser penetradas por el dios medio hombre y medio animal, sí claro, entre gritos de espanto y entre risas. Nuestro Dios lo percibimos como al viejo Pan, el caprino peludo con su falo erecto, queriendo poseernos e inundarnos con su alegría y abundancia. Y ahí vamos por el campo, entre árboles, entre heno, entre arroyos, haciéndonos las difíciles, repito, entre risas, hasta que una tarde o noche cualquiera somos penetradas y preñadas de misterio. ¿Le quedó claro?.

Una última pregunta: ¿y el temor, la angustia y pánico dónde cuadran en ésta explicación?. Bien sencilla su pregunta: pregúntele a una mujer que arde de deseos y de amor porque vuelva el amor de su vida. Ella le dirá: “de puro tonta y lesa tengo ésta angustia en el corazón y hambre en mi cuerpo, de pura fatalidad de no haber sido capaz de captar las señales claras que me dio el amor cuando le tenía a mi lado, y que ahora perdí. ¿Me trae por favor otro vasito con agua de las carmelitas?”.  

 

C.S. Lewis (1898-1963): Erudito irlandés, medievalista y renacentista. Profesor destacado en las universidades de Oxford y Cambridge. Entabló amistad con otro genio J.R.R. Tolkien, quienes formaron el grupo Inklings.